martes, 8 de octubre de 2019

“¡Ahora vayan y arrebaten el despojo de la guerra!”



Por Christy Johnston

Una mañana me desperté con estas palabras quemando en mi corazón: “Arrebata el despojo de la guerra”. Instantáneamente recordé una historia de 2 Reyes 7:1-11. Mientras leía la historia, fui abrumada con anticipación, mientras atrapaba el corazón del Espíritu diciéndome que este es el tiempo para reclamar el territorio.

Me sentí impulsada a compartir esta palabra con usted. Lo aliento a no leerla solo por encima (no la lea solo como una palabra bonita y motivadora), atrápela activamente y hágala propia para su vida, su familia y su nación.

Creo que hay una invitación dentro de esta revelación, a salir del lugar de la “debilidad de la batalla” para entrar en la “celebración y el festejo”. Creo que es una ventana de oportunidad única para avanzar sobre el territorio del enemigo y arrebatar lo que le pertenece por derecho al Reino de Dios.

Creo que el Padre nos está enseñando en esta hora cómo movernos desde la guerra con “mentalidad de batalla”, hacia la guerra con “mentalidad de victoria”, donde no seremos abrumados por la oposición que nos pudiera rodear. En lugar de ello, nos afirmamos muy por encima de ella y revertimos la marea de la batalla, usando sus estrategias y perspectivas. El Señor nos está enseñando a ganar las batallas desde sus alturas celestiales, en lugar de ser derribados en el polvo.

Desde el hambre hacia la plenitud
La narrativa dentro de 2 Reyes 7:1-11 continúa desde una historia que nos dice que había una hambruna severa en Samaria. Para complicar más las cosas, fueron arrastrados hacia un conflicto con los sirios. Un vasto ejército de sus soldados rodeaba Samaria y mantenían a la población bajo un sitio.

El profeta Eliseo se mantuvo con el pueblo de Dios durante este sitio y en el verso uno, le profetizó al rey de Samaria para decirle que estaban por ver la apertura en una sola noche. Dijo: “Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria” (2 Reyes 7:1).

Mientras estudiaba este verso, descubrí que el pueblo de Dios en Samaria (parte del antiguo Israel) estaba sufriendo una hambruna tan severa que compraban seis veces menos comida (alimento de la calidad más vil y despreciable) por cinco veces el precio de lo que Eliseo estaba profetizando. En esencia, Eliseo les estaba diciendo: “Mañana a esta hora serán capaces de comprar seis veces más de la mejor comida, por la quinta parte del precio que están pagando hoy por lo peor de lo peor”.

El verso 2 dice: “Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello”.

Sentí que esto era significativo para usted y para mí ahora mismo, porque oí que Dios decía sobre nosotros: “Las hambrunas que atravesaste, las dificultades por las que caminaste, las batallas y las guerras que te asediaron, llegaron a un punto final. Verás un cambio y una apertura imposibles”. Creo que Dios está diciendo que su pueblo está por ver “victorias y aperturas en una sola noche”.

Pude oír en mi espíritu que, en breve, muchos estarán diciendo: “Mira lo que hizo el Señor”.

Aquí la advertencia es esta: No sea como el oficial que cuestionó la profecía. Porque en su cuestionamiento, Eliseo le dijo que vería el despojo de la guerra con sus ojos, pero no lo probaría con su boca. Creo que es tiempo para establecer nuestra fe para lo imposible. Si Dios lo dijo, Él lo hará.

Para mí es notable que el rey “descansara” en este “oficial de duda”. Esto me dice muy fuerte que necesitamos considerar sobre qué estamos apoyando nuestra fe. ¿Estamos apoyados en el brazo de la voz de la duda, el desánimo, el temor y las dificultades pasadas o descansamos nuestra fe en el brazo del único Fiel, nuestro Defensor, El que nos hizo la promesa y también la guarda? 

Quiero alentarlo hoy a dejar de apoyarse en la derrota y apoyarse pesadamente sobre el brazo de Aquel que es fiel y verdadero hacia su promesa. Apóyese en sus palabras hoy: “La ayuda va en camino. La victoria está en camino, porque mañana probarás el despojo de la guerra”.

Se levanta el asedio
Amo que los héroes de esta historia no sean los soldados valientes, ni el rey o su gran ejército. Los héroes que salvaron al pueblo de Dios en este capítulo fueron los cuatro enfermos de Lepra que estaban sentados en las puertas de la ciudad. En hebreo, la palabra para Lepra se deriva de una raíz que significa “azotar”. Podría decir que estos hombres atravesaron azotes y dificultades interminables.

Es significativo notar que los enfermos de Lepra eran típicamente rechazados en tiempos antiguos entre los hebreos. Por la ley, no podían andar entre la gente y eran desechados de la sociedad. El hecho que los cuatro enfermos de Lepra estuvieran sentados en las puertas de la ciudad, un lugar prominente donde se hacían negocios y transacciones importantes, se juzgaban asuntos, se hacían los anuncios públicos e incluso se pronunciaban las palabras proféticas que el Señor enviaba por medio de sus profetas, me dice que estos “desechados” no debían estar en ese lugar.

Sin embargo, tengo la sensación que se levantó dentro de ellos un espíritu de coraje para que pudieran acercarse al lugar donde se hacían las conversaciones importantes que involucraban la suerte de sus propios destinos. Creo que el Espíritu de Dios hizo que vencieran la adversidad que los había plagado y los llevó a estar en el lugar correcto, en el tiempo oportuno.

Al estar en las puertas de la ciudad, pudieron oír a Eliseo mientras le entregaba esta declaración profética profunda al rey. En realidad, creo que lo oyeron directamente, porque en 2 Reyes 7:3-4 dice: “Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos”. La profecía encendió el coraje dentro de ellos.

Creo que Dios les está hablando a los que atravesaron muchos años de dificultades continuas y “azotes” en el pasado, y para aquellos que se vieron a sí mismos aislados y desechados como resultado del sufrimiento intenso. Creo que esto también es para aquellos que fueron desechados en la Iglesia, por así decirlo, sea por elección o por las opiniones de otros. Dios los está atrayendo, porque está unificando a la Esposa en esta hora única de la historia.

A todos aquellos que perdieron la habilidad para creer que Dios podría usarlos o podía hacer algo a través de usted, el Espíritu Santo los está llevando hacia una posición donde Él hará que estén en el lugar correcto y en el tiempo oportuno, y también llenará sus corazones con coraje, así como ocurrió con estos hombres.

Pude oír al Señor que le decía hoy a usted: “¡Este es tu tiempo! Te estoy llamando a acercarte y volver a ser parte de nuestra conversación. Te estoy llamando a ser una parte significativa de mi liberación y mis respuestas. Te estoy llamando a un lugar de prominencia e importancia en las puertas del espíritu”.

Se despertará el coraje dentro de su vida mientras Él lo ubica en las puertas de su Reino para darle las estrategias de su corazón para avanzar sobre los asedios del enemigo sobre su vida, la vida de su familia e incluso las naciones de la tierra. Pequeños pasos de fe serán recompensados con un avance sobrenatural de su Espíritu.

El verso cinco dice que los cuatro enfermos de Lepra se levantaron al atardecer y fueron al campamento de los sirios. Por un momento, considere las implicaciones de esto. Estos cuatro enfermos de Lepra no tenían ejército. No tenían armas. Nada con qué defenderse a sí mismos. Atravesaron muchos años de dificultad y, como resultado, se debilitaron en estatura y energía. Sin embargo, debido a que oyeron la palabra profética del Señor por Eliseo, lograron recuperar lo que habían perdido en fuerzas y capacidad, cuando se levantaron en fe y en coraje.

¿Cuántas veces oímos una palabra profética del Señor y en lugar de actuar sobre ella, nos sentamos y esperamos que Dios haga algo? Dios está hablando fuerte y claro ahora mismo: “Necesitas moverte. Pon tu fe en lo imposible y da el paso profético de fe que te estoy mostrando. Mientras te mueves, Yo me moveré”. 

Con demasiada frecuencia nos hablamos a nosotros mismos sobre las aperturas que Dios quiere desatar a nuestro favor, todo para convencernos que no calificamos, no encajamos, no estamos listos, no estamos equipados o no tenemos fuerzas. Recibimos la palabra profética, pero luego esperamos una confirmación tras otra.

Dios le está gritando desde los cielos hoy: “Las aperturas que deseas están al otro lado de pasos simples de fe y obediencia. No necesitas todas las respuestas en el momento. Oye mi palabra profética y responde. Debes poner un pie detrás del otro y haré que tus pies suenen como los cascos de muchos ejércitos y harás huir a los enemigos delante de ti”.

Saquee al enemigo: ¡Arrebate su despojo de guerra!
Mientras los cuatro enfermos de Lepra caminaron hacia el campamento del enemigo, los versos seis y siete dicen: “Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas”. 

Cuando los cuatro hombres arribaron al campamento, todo lo que encontraron fue un campamento militar abandonado, repleto con el despojo de la guerra. Comenzaron a comer y a beber, tomando oro, plata y vestidos para ellos. Luego volvieron a Samaria para comunicarle al rey las noticias. Luego los guardianes de las puertas de la ciudad proclamaron las noticias de victoria.

Dios provocó el sonido de un ejército poderoso para que fuera delante de estos cuatro hombres. ¿Imagine lo que puede hacer a través de sus pasos de fe y obediencia? Dios no solo usó la fe de estos cuatro hombres para terminar el asedio, sino para terminar con el hambre. Su fe afectó las vidas de toda la ciudad de Samaria. Su acto de fe cumplió la palabra profética del Señor a través de Eliseo y así como lo profetizó el día anterior, el pueblo compró 6 veces la cantidad de los granos más finos, por la quinta parte del precio que tuvieron que pagar por lo peor de los granos, solo un día antes.

Pude oír al Señor que les decía a los que estuvieron debilitados, derribados, abatidos, rechazados y desechados: “Este es tu día de liberación. Este es tu día de apertura, porque haré que tus pies, tus pasos de fe, despojen el campamento del enemigo que te asedió y arrebatarás el despojo de guerra. Esta victoria no solo te afectará a ti mismo, sino a todos los que te rodean”.

“Ahora levántate. Sal de tu lecho de decepción y camina. Mientras caminas, Yo voy delante de ti, porque te llamé este día para despojar el campamento del enemigo. Deja de mirar las vastas imposibilidades, déjame ocuparme de todas tus preguntas y tus dudas. Tu trabajo solo es caminar en respuesta hacia donde te estoy enviando. Luego, probarás el despojo de la guerra, comerás el despojo de la victoria”

“Las mismas respuestas que usó el enemigo en tu contra, ahora estarán en tus manos para liberar a otros. El mismo terreno donde habitó el enemigo, ahora será ocupado por mi pueblo. La misma riqueza en la que caminaban los perversos, ahora vendrán sobre ti para impulsar mi Reino”.

“Ahora, levántate y avanza como te dije. Fuiste destinado a reclamar territorio para ti mismo, para tu familia y para tu nación. Aunque hoy tuviste que comer de la hambruna, mañana comerás de la plenitud”.

Creo que este “avanza” es un paso de fe en el llamado que Dios les hizo a muchos que fueron dejados de lado. No estoy sugiriendo que deje su trabajo, sino que tome el paso de fe en la dirección en la que Dios lo está guiando. Mientras avanza, se abrirán las puertas. Para algunos, esto significará que necesitan afirmarse con coraje y volver a soñar los sueños grandes del corazón del Señor. Para otros, Él puede estar llamándolos a las dimensiones de gobierno.

Donde sea que el Señor lo esté guiando, yo sé que Él nos está llamando a recuperar el territorio y ocupar los lugares de la tierra que estuvieron bajo las garras del enemigo. Muchos fueron demasiado temerosos, incluso para dar un paso de fe, pero creo que la apertura, las victorias y el despojo de la guerra que tanto tiempo estuvimos esperando, se encuentran al otro lado de un simple paso de fe y obediencia.

Note que los cuatro enfermos de Lepra ya no podían estar más donde se encontraban, no podían retroceder, porque sabían que habían puesto en marcha la palabra profética que oyeron. Estoy aquí para profetizarle hoy: “Hay un apresuramiento en la apertura y la promoción para usted. Las guerras que atravesó dejaron un despojo que están a su disposición, si tan solo rinde su fe hacia Él y lo sigue hacia dónde lo está guiando. ¡Ahora avance y atrape el despojo de la guerra!”.

Es tiempo para que el pueblo de Dios ocupe el territorio que le pertenece. Mientras nos movemos, Él se moverá. ¡El Señor está esparciendo a nuestros enemigos delante de nosotros! 

Christy Johnston


2 comentarios:

Unknown dijo...

Gloria a Dios

YIRALDY . CCN BOLIVAR dijo...

MUY GENTIL ADORAMOS A DIOS Y CREEMOS LA LINDA PALABRA PROFETICA QUE NOS ENVIO . GRACIAS BENDITO DE DIOS YIRALDY . CCN CIUDAD BOLIVAR . VENEZUELA .