jueves, 31 de julio de 2008

“Estoy levantando una compañía que sólo buscará la corona incorruptible, con una gran recompensa por ello”


Por Kelry Green


Dos visiones diferentes sobre cómo correr la carrera

Recientemente, Dios me habló poderosamente a través de dos visiones que involucraban dos grupos de personas. En la primera visión pude ver una compañía de personas corriendo una carrera. Sus caras resplandecían como el sol. Mientras más me acercaba a ellos, podía percibir muy fuerte la presencia de Dios. Era muy poderosa. Luego el Señor me hizo sentir los corazones de esa gente. Sus corazones estaban llenos de paz y gozo. Luego la escena cambió repentinamente hacia la segunda visión.

En la segunda visión, pude ver otra compañía de personas que también corría una carrera. Este grupo de personas era un poco diferente al anterior. Siempre miraban a su alrededor mientras corrían. Miraban hacia su derecha, su izquierda y hacia atrás. Corrían con rapidez y muchos de ellos estaban sonriendo. Luego el Señor me mostró sus corazones. No había visto sus emociones al principio, pero luego sentí un intenso dolor en ellos. Mientras miraba, pude ver que sus corazones estaban sangrando.

Le pregunté a Dios, “¿quiénes son estas personas?” Inmediatamente, el pasaje de 1 Corintios 9:24-25 impresionó mi corazón: “¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre”.

Luego Dios me habló: “La primera compañía de personas que viste corría la carrera para obtener la corona incorruptible. Aceptaron y experimentaron a diario Mi amor incondicional. Me aman con todo su corazón, mente, alma y fuerza. Entendieron que son hijos e hijas y no huérfanos. Viven un estilo de vida con un amor desinteresado, buscan con mansedumbre, sed y hambre por la justicia, y son pobres de espíritu. Comprenden su herencia eterna. Se relacionan conmigo con la misma intimidad con la que Mi Hijo Jesús se relaciona conmigo.

El segundo grupo que viste estaba corriendo la carrera por la corona corruptible, la corona que sólo el hombre puede dar. Mientras se reían por fuera, en realidad estaban heridos por dentro. Competían entre sí y se desesperaban por la aceptación de los hombres. No son huérfanos, pero en sus mentes creen que sí lo son. No creen tener la promesa de una herencia, pelean por todo lo que tienen en sus vidas. A menudo reciben la corona de los hombres, pero cada corona que el hombre les coloca, termina cayéndose. No tiene significado eterno. Los amo con amor eterno. Anhelo pasar tiempo con ellos. Anhelo sanar sus corazones, pero corren tanto por la recompensa corruptible que no apartan tiempo para Mi y recibir Mi amor, favor y aceptación hacia ellos”.

Continuó hablándome y dijo: “Estoy levantando una compañía de personas en las naciones de la tierra que no correrán la carrera por la corona corruptible, sino por la incorruptible, aquella que durará para siempre. Yo entrego la corona que no se deteriora”.

Justo después de esto me llevó a ver las recompensas que recibieron los que “vencieron” en las siete Iglesias de Apocalipsis, capítulo 2 y 3. Estas recompensas son incorruptibles. Nunca se debilitan. A continuación, vemos una lista de las siete Iglesias, junto con las recompensas para los vencedores:

Éfeso: el árbol de vida.

Esmirna: la corona de vida.

Pérgamo: maná escondido y una piedra con un nuevo nombre.

Tiatira: gobierno sobre las naciones y recibe la estrella de la mañana.

Sardis: fiel, llena de honra y vestida de blanco.

Filadelfia: un lugar en la presencia de Dios, un nuevo nombre y la nueva Jerusalén.

Laodicea: comparte el trono de Cristo.

¡Todas estas recompensas son incorruptibles y nunca decaerán!

Corra la carrera con certeza

Pablo dice esto en 1 Corintios 9:26: “Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire”.

Los corredores inciertos corren sin ver la recompensa. No tienen una visión acerca de la línea final. Por otro lado, aquellos que corren con certeza, mantienen una imagen de eternidad en sus corazones. ¿Puede imaginar qué ocurriría si todo el Cuerpo de Cristo corriera la carrera con certeza? Si nuestras mentes y corazones estuvieran afirmados en la recompensa incorruptible, viviríamos en esta vida enfocados en la santidad, rechazando la lujuria de la carne y al espíritu de este tiempo.

¿Que sucedería si todo el Cuerpo de Cristo viviera en obediencia, con fidelidad a la voz de Dios, abrazando el estilo de vida del Sermón del Monte, amando desinteresadamente, orando sin cesar, dando con generosidad, procurando la mansedumbre, ayunando, bendiciendo a quienes los persiguen, dando la otra mejilla y humillándose a sí mismos? ¡Este es el sueño apasionado del corazón de Dios!

Oremos: Señor, oro para que nos saques de lo temporal y nos lleves hacia una revelación de lo eterno. Oro para que la eternidad que escribiste en nuestros corazones le grite a nuestra conciencia. Ayúdanos Dios a vivir vidas en obediencia y fidelidad a Ti todos los días de nuestra vida. Señor, oro para que experimentemos Tu amor en una medida tan grande que conozcamos Tu amor ardiente y apasionado por nosotros. Gracias Jesús por amarnos.

Kelry Green

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