Por Chuck Pierce
¡Algunos de ustedes están siendo muy sacudidos en su economía! Recientemente, Susan Stanfield, a quien muchos de ustedes visitaron aquí, dijo esto: “Tuve un sueño donde el enemigo trataba de adivinar mi futuro leyéndome la palma de la mano. El Señor interrumpió este escenario enviando una desviación. Antes que el enemigo pudiera dirigirme, sonó mi alarma para la oración del martes por la mañana. Pegué un salto y dije: ‘Señor, mi vida y los tiempos están en tus manos y no en las obras de mis manos o en la lectura de la palma de mis manos’”.
¡Los espíritus ocultos siempre están ligados al dinero y la adivinación opera con finanzas! Reconozca que hay mucha manipulación en las voces de la nación ligadas a las finanzas.
En Junio el Señor me habló de una manera diferente acerca de los sistemas financieros del mundo y dijo que nuestra Bolsa de Valores sería confundida hacia el 18 de Septiembre. Me dijo: “El gobierno intervendrá. Esto creará un realineamiento de las economías de todo el mundo”.
¡Estos son tiempos excitantes, pero peligrosos! ¡Invierta con sabiduría! ¡Los próximos 5 meses son clave!
Para saber cómo orar, ¡analice quién invierte y dónde lo hace! Manténgase atento al 4 de Octubre de una manera muy intensa. Esta situación está fijando un nuevo curso para nuestra nación. Mientras el gobierno propone un “recorte” del sistema financiero de la nación, esto nos hace preguntar en qué lugar encuentra finanzas una nación endeudada para “recortar” un sistema endeudado. ¡La persona que gobernará en los días por venir será clave!
“Confíen en Mí… las naciones se están realineando!”
Bendiciones,
Chuck D. Pierce
“¡Dios suplirá el petróleo! ... ¡La tierra está llena de la abundancia del Señor!”
Mahesh Chavda
“Prepárate para subir mañana a la cumbre del monte Sinaí, y presentarte allí ante mí... El Señor descendió en la nube y se puso junto a Moisés. Luego le dio a conocer su nombre… En seguida Moisés se inclinó hasta el suelo, y oró al Señor de la siguiente manera: Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros. Reconozco que éste es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adóptanos como tu herencia” (Éxodo 34:2, 5, 8-9)
Éxodo 34 registra una de las visitaciones más gloriosas en la Escritura. Moisés había pasado 40 días en la presencia manifiesta de Dios, recibiendo los planos para el Tabernáculo y las tablas de piedra grabadas con la Ley. Cuando Moisés descendió del monte, encontró a los israelitas en rebelión e idolatría ante un becerro de oro; en su ira, quebró las mismas tablas que Dios había grabado con su propia mano.
Aún así, Dios lo llamó a subir una vez más y en esa visitación, hubo un nivel de gloria aún mayor que el anterior. La primera vez, Dios reveló su ley y su santidad, pero en esta segunda visitación, Él les reveló su carácter, su nombre y su gloria a Moisés y a las generaciones siguientes. Tan grande fue su encuentro que cuando Moisés regresó a la gente, su cara literalmente brillaba por la gloria.
¿Cuántos de ustedes echaron a perder algo grande? Aliéntese. Dios nos está llamando otra vez ante su presencia. La religión nos hizo creer que nuestras caídas nos excluyen de una visitación divina. Pero la única respuesta para nuestras fallas es el poder de la resurrección que viene directamente desde la gloria. Dios es amor y en su misericordia, nos vuelve a invitar a entrar en su presencia para que podamos ser transformados de gloria en gloria.
Estamos en un tiempo de visitación, todo lo que necesitamos es entrar en él. Esto es lo que estuvimos pidiendo para la Iglesia, para nuestras familias y para nuestra nación. Quizá lo echamos a perder, quizá nos pasó como a Moisés y destruimos o derribamos los dones y los llamados que el Señor nos entregó. Pero en esta hora dice: “Prepárate. Levántate. Preséntate ante mí”
El lugar de la identidad
¿Por qué Dios nos vuelve a llamar? Porque está buscando un pueblo, un real sacerdocio, cuyos corazones armonizarán con el suyo y soltarán su voluntad sobre la tierra, así como en el Cielo. La primera transformación que ocurre en la gloria de Dios es una revelación fresca de su amor. Entramos en una comprensión profunda de su amor y eso despierta un amor mayor por Él que nos hace un conducto para que su amor fluya hacia otros. Más importante, cuando tenemos una revelación de su amor, descubrimos nuestra verdadera identidad.
Nací en el seno de una familia Hindú que tiene raíces de 800 años de antigüedad, hasta donde se pudo comprobar. Nadie en mi familia abandonó la tradición de la fe del Hinduismo. Pero cuando tenía dieciséis años de edad, un misionero me entregó un Nuevo Testamento a cambio de una taza de agua. Mientras leía ese libro increíble, encontré que desafiaba todo aquello en lo cual creía, pero sabía que era la fuente de verdad que estaba buscando. Luché por varios días acerca de la decisión de darle la espalda al orgullo de mi herencia familiar antes de responder al Evangelio. Finalmente decidí que el costo era demasiado elevado y cerré mi pequeño Nuevo Testamento, pensando que era la última vez que lo haría.
Inmediatamente quedé inconsciente. Pude oír que mi cabeza pegaba contra la mesa mientras mi espíritu se elevaba hacia un lugar más maravilloso. Allí, pude ver la fuente de todo el amor, todo el poder y toda la gloria. Mi corazón fue consumido por un fuego viviente que no puedo describir. Fui sumergido y bautizado por completo en el amor y el gozo. Me arruinó de la manera más espléndida. Todas mis preocupaciones terrenales palidecieron en comparación con la realidad de la presencia asombrosa de Dios y su amor.
Luego la Fuente de todo amor y vida me habló diciéndome: “Mi pequeño hermano”. En ese momento mi identidad cayó en completa perspectiva. Era parte de la familia de Dios y no quería otra cosa sino entregar mi vida por completo a Aquel que me amaba tanto. Instantáneamente me sintonicé con mi destino divino. No importa cuáles sean nuestros antecedentes, cada creyente debe llegar al punto donde su identidad es definida y transformada por la realidad de la voluntad de Dios para cada uno de nosotros de una manera individual y para su Novia corporativa, la Iglesia.
1 Juan 3:2 dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es”.
Vivimos en un día donde nuestra identidad es desafiada constantemente por el sistema del mundo que nos rodea. Los espíritus del humanismo, el liberalismo, el ateísmo y la pluralidad religiosa, tratarán de definirnos de diferentes maneras. Pero Dios nos está desafiando a levantarnos para que nuestras identidades sean transformadas, redefinidas y reafirmadas. No permita que nadie más defina su identidad, salvo la Palabra de Dios. Jesús es la Palabra viviente y el Rey de gloria. Su presencia nos define: Somos una nación santa, un pueblo escogido y un real sacerdocio.
Su gloria cambia nuestras prioridades
Su gloria cambia nuestras prioridades. Las preocupaciones y las agendas terrenales deben inclinarse ante la gloria del Cordero de Dios. Su presencia transforma nuestros valores, nuestra dirección y cada perspectiva que es incongruente con su voluntad y propósito. Cuanto más seamos una persona de la presencia de Dios, más se expandirán nuestros corazones para llevarla hacia los demás. Cuando Moisés subió al monte Sinaí por segunda vez, oró: “Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros. Reconozco que éste es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adóptanos como tu herencia” (Éxodo 34:9).
Moisés tenía motivos suficientes para abandonar a Israel en sus pecados, pero entre su ira y su petición, pudo ver la gloria. El corazón de Moisés se expandió y su oración ahora resonó con la grandeza revelada del amor y la misericordia de Dios.
Hoy tenemos un privilegio aún mayor que el de Moisés. Tenemos la revelación plena del amor del Padre en la persona de Cristo. Somos la morada del Espíritu Santo. La asombrosa Sangre del Cordero fue derramada, entonces tenemos una invitación abierta hacia la presencia de Dios. Como Moisés, su presencia cambia nuestro corazón, transforma nuestro carácter y nos entrega sus oraciones. El énfasis ya no está en nosotros mismos, sino en bendecir a otros: Nuestros hijos y nuestra nación. Somos intercesores y un punto de contacto con la misericordia de Dios, sus milagros y su poder para tocar la tierra.
La tierra está llena del bien del Señor
Cuánto más entramos en su presencia, más podremos conocer la asombrosa grandeza de nuestro Dios. Cuando nos sintonizamos con el Rey de gloria, cambian nuestras expectativas. Regocíjese en la maravilla de Dios y en su corazón; sus pensamientos, sus emociones y sus acciones, serán congruentes con la Shekinah. Este es el lugar donde habitan los milagros. Mientras buscamos la abundancia de la gloria de Dios, eso nos redefine a nosotros mismos y a nuestro mundo, delineando nuestra realidad por la verdad de su Palabra.
En este contexto comparto la visión que el Señor me entregó varias semanas atrás. Pude ver una gran vasija con una gran lanza dentro de ella. La vasija estaba llena de aceite y la lanza estaba ardiendo como una antorcha. Le pregunté al Señor: ¿Qué significa? Me dio el Salmo 33:5-7: “La tierra está llena de la abundancia de Dios”. Esta palabra vino hacia mí en un fluir de gloria Celestial. Dios; quien le habló a los cielos para que existieran, Dios, quien reunió las aguas del mar; Dios, quien guardó las profundidades en su depósito; nuestro asombroso Dios está definiendo nuestra realidad con su Palabra. La tierra está llena de la abundancia del Señor.
Ahora hay muchas Fuentes que dicen que América se está vaciando de tal manera que todas nuestras riquezas están yendo hacia los dictadores de Medio Oriente. Pero creo que Dios está levantando a su representante del Jefe de los Montes, su Iglesia, que ha visto su gloria y resuena con su asombrosa presencia para hablar con autoridad, declarando las cosas que aún no son: La tierra está llena del bien del Señor. Por lo tanto, alrededor de nuestra costa Atlántica, en el Golfo, en América, la tierra descansa sobre miles de millones de barriles de petróleo porque el pueblo de Dios está declarando proféticamente nuestra herencia por causa del Evangelio.
América, la voluntad de Dios para ti no es la escasez
¿Por qué esto es importante? Hay gente que está declarando la escasez, la depresión y la ruina sobre nuestra nación. No estoy pensando sólo en el día de hoy, sino en la herencia de nuestros hijos y nietos. La mayor transferencia de riquezas en la historia está ocurriendo, mientras América envía sus riquezas hacia las dictaduras de Medio Oriente a cambio de petróleo. Sin importar el desarrollo futuro de las fuentes alternativas de energía, cada sector de la economía de nuestra nación se mueve por la energía.
¿Quiero que mis hijos y nietos vayan a rogarles a los dictadores de Medio Oriente para ver si le entregan un poco de petróleo? ¿Es esto lo que le pasaremos a la próxima generación? Esto no sólo tiene que ver con la economía o la prosperidad. Existe una perspectiva espiritual que resalta las grandes implicaciones de la lucha en la que nos encontramos por la herencia futura de esta nación.
La fortaleza y la prosperidad percibida de América afectan directamente el nivel de persecución y libertad de los cristianos de todo el mundo. Por ejemplo, en el Líbano. Mientras América tomó una posición débil, la voz de los cristianos fue casi acallada por completo. Aunque ya casi habían perdido su poder político, luego de 2000 años de historia, la misma presencia de los cristianos en el Líbano está amenazada y la nación está cayendo en las manos de los terroristas que intentan destruir a Israel.
Cuando la fortaleza de América mengua o se percibe como debilitada, se puede percibir que la persecución de los cristianos se incrementa en cualquier parte. Por otro lado, cuando América se fortalece, su misma presencia establece una atmósfera que ayuda a proteger a los cristianos, a Israel y a la predicación del Evangelio a las naciones.
No estoy interesado en la política, sino en la Palabra de Dios y en hacer retroceder al espíritu del anticristo que quiere ver a América empobrecida, derrotada y despojada de su poder para defender y proteger el Evangelio de Jesús.
Dios está llamando a un pueblo de su presencia que ha visto su gloria asombrosa para que comience a declarar en la tierra su bendición y su abundancia. Cuanto más nos metamos en la gloria, más podremos hablar creativamente. La voluntad de Dios para América no es la escasez. Una de las bendiciones es que podríamos prestarle a muchas naciones, sin pedirle un préstamo a ninguna.
Tenemos un gran Dios y nuestros hijos tendrán más que suficiente para proclamar el Evangelio con poder. Podemos atravesar temporadas y crisis, pero siento que Dios está diciendo: “No acampen en la crisis. Sólo la estamos atravesando”.
Le estaremos hablando a los depósitos y la abundancia de Dios nos bendecirá. Manténgase en su presencia y declare sobre sus hijos, sobre América y sobre cualquier lugar que el enemigo trate de declarar escasez:
“¡La tierra está llena de la abundancia del Señor!”
Mahesh Chavda
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