El día 15 de Junio pasado, Dios nos concedió el inmenso privilegio de celebrar la ceremonia de graduación de la primera promoción de alumnos de la Escuela Profética en la Ciudad de Maturín, Edo Monagas, Venezuela. Contamos con la asistencia de los setenta graduandos, quienes concurrieron acompañados por sus familiares y amigos. El total de los presentes llegaba a casi trescientas cincuenta personas, quienes fueron impactados por la presencia del Espíritu Santo.
La ceremonia estuvo presidida por la apóstol Matilde Hernández y los profetas Bladimiro y Magdalena Wojtowicz.
Las coordinadoras del curso, la Sra Giovanna de Proietto y la Sra Leeanngori Jiménez, tuvieron a su cargo las presentaciones. Ambas se turnaron a la hora de llamar a cada uno de los graduandos para que recibieran el certificado que acredita el cumplimiento de los objetivos generales del curso. Durante la ceremonia, se presentó un video ilustrativo que resumió el desarrollo de la Escuela, desde el primer día de clases.
La Pra Juana Roca tuvo a su cargo el discurso en representación de todos los graduandos. A través de palabras tanto emotivas como desafiantes, nos enfocó en la carga que implica moverse bajo la Unción profética en estos tiempos. Nos recordó las etapas de maduración en el mover profético por las cuales fueron atravesando a lo largo de todo el curso y cómo el Espíritu Santo removía las escamas de sus ojos para ver con claridad en la realidad espiritual. Sin lugar a dudas, reflejó el sentir de todos los graduandos.
La ceremonia concluyó con la entrega de una placa de agradecimiento a los profetas Bladimiro y Magdalena Wojtowicz, por su desempeño como directores generales de la Escuela Profética.
Hacia el final de la reunión, hubo una impartición de la Unción del Espíritu donde se declaró el nacimiento de la primera camada de profetas, quienes como semillas del mover profético de este tiempo, sembrarán lo que aprendieron en esta tierra y en el resto de las naciones.
En lo personal consideramos que Dios nos otorgó un tremendo honor y una responsabilidad enorme al entrenar a este grupo hermoso de sus hijos e hijas. Sin lugar a dudas, el sello del Espíritu Santo se manifestó, coronando la noche con una expresión poderosa de su presencia. Nos recordó que más allá de las dificultades que surgieron a lo largo del curso, su apoyo y soporte fueron la fortaleza, tanto de los maestros como de los alumnos.
Como equipo apostólico y profético, nos sentimos honrados por haber entrenado un grupo de alumnos de tan alta calidad y consagración; quienes, con una gran dedicación, sacrificio y esfuerzo, perseveraron hasta el fin. Desde nuestro corazón sólo pueden surgir estas palabras hacia el Padre y hacia los alumnos:
¡Muchas gracias por permitirnos formarlos y edificarlos para la obra del ministerio!
Profetas Bladimiro y Magdalena Wojtowicz
Apóstoles Avizay y Matilde Hernández
Escuela Profética Sinaí
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