miércoles, 22 de julio de 2015

“Activando la guerra con las profecías sobre su vida”

 Por Jennifer LeClaire

 

clip_image002Usted tiene una palabra profética sobre su vida, ¿qué hará con ella?

Siempre insisto que debemos perseverar en el Espíritu Santo para recibir los planes de batalla. Mientras que las Escrituras de la guerra, como ponernos toda la armadura de Dios (ver Efesios 6) o derribar las imágenes (ver 2 Corintios 10:5), siempre son ciertas para todo tiempo, creo que ciertas armas y estrategias son más apropiadas para momentos específicos.

 

clip_image004Por ejemplo, Dios una vez le dijo a Josué que pusiera a los hombres en edad de guerrear a marchar alrededor de la ciudad durante seis días. Al séptimo día debían marchar siete veces alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes hacían sonar las trompetas y el pueblo daba un grito enorme y prolongado (ver Josué 6). Esa estrategia derribó los muros de Jericó, pero no era la estrategia correcta para la cada batalla.

 

De hecho, vemos muchas estrategias de guerra en las Escrituras. La clave es discernir y ejecutar la estrategia de guerra que Dios está impartiendo en cada tiempo y para cada situación específica. En este tiempo creo que hay un viento de revelación en la estrategia que Pablo le entregó a su hijo Timoteo: “Timoteo, hijo mío, las cosas que te pido hacer están de acuerdo con las profecías que se dijeron acerca de ti. Si cumples con ellas, serás como un buen soldado que sabe pelear” (1 Timoteo 1:18).

 

Alimentando la guerra con nuestras palabras proféticas

La traducción Ampliada de este verso nos exhorta a “ser inspirados y favorecidos” por las palabras proféticas “para pelear la buena batalla”. La nueva traducción viviente nos dice que las palabras proféticas “nos ayudan a pelear bien en las batallas del Señor”. La traducción del Mensaje nos dice que las profecías deben hacernos “osados en nuestras pruebas, manteniéndonos firmes en nuestra fe y en nosotros mismos. Después de todo, nos encontramos en esta batalla”.

 

De hecho, nos encontramos en esta batalla que es una buena batalla de fe contra nuestros enemigos invisibles. Efesios 6:12 dice: “Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual”. Sin embargo, el Dios invisible y los ángeles invisibles, están de nuestro lado. Los ángeles son una parte importante en la ecuación de la guerra espiritual. Piense en Daniel. Tuvo una visión profética que lo tomó en oración y ayuno durante tres semanas completas. Esa visión, oración y ayuno profético fue seguida por un encuentro angelical por medio del cual podemos aprender mucho. El ángel le enseñó a Daniel que desde el primer día que se dispuso a orar sobre esa visión profética, Dios oyó sus palabras y un ángel se presentó debido a esas palabras.

 

Daniel 10:12-13 dice: “Daniel, no tengas miedo. Dios escuchó tus oraciones desde el primer día, cuando trataste de entender ese sueño tan difícil y te humillaste ante él. Por eso Dios me envió a decirte que tú has visto lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro”.

 

clip_image006Desatando las huestes celestiales

Los ángeles siguen peleando en los cielos. Dios puede comisionarlos. Jesús dijo que podía orar y Dios enviaría 12 legiones de ángeles (como 72000 ángeles) para rescatarlo (ver Mateo 26:47-54). Dios le dijo a Moisés que enviaría un ángel ante él para remover a los enemigos de la tierra (ver Éxodo 33:2). Pero los ángeles también obedecen a la voz de su Palabra (ver Salmos 103:20). Eso incluye la Palabra escrita y las palabras proféticas verdaderas.

 

Entonces, vemos que la agitación de la guerra con las palabras proféticas que recibimos es escritural y los ángeles prestan mucha atención a la voz de la Palabra de Dios. La pregunta es, ¿cómo usaremos esta arma? Orando por medio de ella. Decretándola. Declarándola. Meditando en ella para que pueda profundizar tanto en nuestro espíritu que cuando oramos, la decretamos y declaramos, carga una autoridad que viene por la fe.

 

Estamos peleando la buena batalla de la fe, más que pelear contra un enemigo. El enemigo es real, pero la batalla con frecuencia es para creer que la Palabra de Dios es verdadera para enfrentar las circunstancias contrarias. Las Escrituras son la autoridad final y es nuestra espada, pero las palabras proféticas probadas son como las flechas en nuestra aljaba que podemos disparar en la dimensión del espíritu para alcanzar el objetivo de la voluntad revelada de Dios. Es tiempo para volver y revisar algunas de las palabras proféticas para levantarnos en contra de los enemigos que se encuentran en el camino hacia nuestro destino.

 

Jennifer LeClaire

www.elijahlist.com

 

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