Por Randy y Barbara Walter
El Señor nos preguntó: “¿Qué es
descansar? Es abandonar la necesidad de controlar. Los dos todavía necesitan
aprender eso. Hija, controlas diciéndole a la gente lo que debe hacer. Randy
controla tratando de hacer todas las cosas por sí mismo. Las preocupaciones que
te incitan a controlar te impiden reposar. El reposo no es un asunto físico, es
la paz en tu ser interior por confiar en Mí en todas tus circunstancias”.
“¿Puedes ver cómo aprender a confiar en
Mí es necesario para reposar? Randy
debe confiar en mí para que otros hagan las cosas según sus estándares. Tú
debes hacer lo mismo. Cuando tratas de hacer que las cosas ocurran a tu manera,
es porque no sabes descansar. Las preocupaciones que te hicieron dudar de otras
personas se multiplican en tu imaginación, mientras piensas sobre todas las
cosas que podrían hacer mal. Aun cuando recortaste tus actividades, no
encuentras reposo cuando te preocupas”.
“Te dije que reposaras”
Pocos meses atrás el
Señor me dijo: “Te
dije que reposaras. Esto no fue solo para impedir el dolor físico sino para
aliviar el stress emocional. Desafío tu pensamiento que dice: ‘Si no me
involucro, no pasa nada’. Eso te hace dios en tu propio mundo. Aun cuando oras
y me agradeces, todo está subordinado a creer que debes hacer que todo ocurra.
Tu espalda se está doblando por el peso de ocupar mi lugar”.
“Dios no tiene fórmulas,
tiene un proceso para cada uno”
“No estoy hablando de planificar y
prepararse. Hablo de verte a ti mismo como el jefe a cargo. No reduzcas la
habitación, necesito revelarme a tu vida. No compitas conmigo. No tomes el
crédito, aun sin decirle a nadie”.
“Es el stress por estar a cargo de los
resultados lo que te provocó el dolor, obligándote a llevar cargas que nunca
preparé para tu vida. Cuando dejes de hacer esto, verás una multitud de
beneficios. El dolor desaparecerá. Volverán tus fuerzas porque invertirás tus
energías con sabiduría. Se desarrollarán las relaciones en la familia. Los
temores personales disminuirán dramáticamente, dando lugar a la paz y el gozo.
Saluda a lo viejo y despídete de ello. No necesitas permitirle que te retenga
con resentimientos ocultos. Ya no puedes ser la heroína ni la víctima”.
El enemigo del reposo es la preocupación
El Señor le dijo a Randy
que es autosuficiente. Randy decía: “Soy el único que sabe cómo hacer las cosas bien,
entonces tengo que hacerlo todo yo”. Ahora,
a los 73 años y con desafíos de salud, comencé a comprender el reposo. Cuarenta
años atrás, dos extraños que viajaron desde Florida me visitaron en Maryland para
decirme que el Señor los envió a decirme que reposara. “¿Qué?”. Discutí con el Señor. “No puedo descansar,
tengo demasiado por hacer para Ti y soy la única que sostiene a mis tres hijos”.
Este mes, cuando el
Señor dijo que quería que escribiéramos sobre el reposo, volví a protestar. “Pero aún no
tenemos la victoria, por lo menos yo no”. Compartimos
este mensaje para todos los santos que trabajan duro, pero necesitan aprender
junto con nosotros. El enemigo del reposo es la
preocupación.
El Señor nos dijo: “Quiero que
prosperes. Para ello debes ser capaz de recibir las respuestas a la oración.
Las preocupaciones retendrán las respuestas a las oraciones más rápido que
cualquier otra cosa, incluso que el accionar de las tinieblas. Cuando esperas
algo del futuro puedes recibir dos cosas: Respuesta a las oraciones o ansiedad.
Las respuestas a las oraciones a menudo requieren esperar, pero puedes hacerlo
lleno de ansiedad. Aprender a esperar desarrolla el carácter y Me glorifica.
Las preocupaciones te ponen en primer lugar y provoca enfermedades”.
“Como el proceso de espera hace que lo
que recibes sea suficiente, siempre será satisfactorio. Cuando eres ansioso,
nada te satisface porque todo lo que te llega nunca es suficiente. Quiero darte
algo mejor y más elaborado de lo que imaginas o esperas. Cuanto más paciente seas,
más rápido vendrán las cosas. Esperar en Mí extiende tu fe desde una sola
situación hacia muchos aspectos de tu vida. Te edifica para crecer en Mí en
todo”.
“La ansiedad se propaga como una
gangrene y pronto, todas las áreas de tu existencia son consumidas por la
preocupación. Así es como la ansiedad anula tu fe. Confiar en Mí es tu propia
recompensa. La ansiedad es tu propio castigador”.
Entrando en el reposo del Señor mientras esperas
Hebreos 4:1 siempre me
asustó. Dice: “Cuidémonos,
por tanto, no sea que, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente,
alguno de ustedes parezca quedarse atrás”. Supe
que estaba cerca. El capítulo 11 nos habla que por la fe Abel, Enoc, Noé,
Abraham, Sara… entraron en su reposo. Dios los usó como ejemplos, incluso
cuando fueron imperfectos. Continué ministrando, tratando con brotes de una
enfermedad durante 16 años. Esto me hizo dudar de mi fe. Dios me sanó muchas
veces de varias enfermedades pequeñas y un par de problemas serios, pero
siempre regresaban.
“El reposo no es un asunto de quietud física, es la
paz en el ser interior que viene por confiar en Mí en todas tus circunstancias”
Estuve orando por
cientos de personas. Clamé por cada Escritura y declaré cada promesa, tomé
todos los suplementos y los remedios que me daba la gente que me amaba. Un
amigo bien intencionado me reprendió diciéndome que Dios no se glorificaba por
mi enfermedad. Era embarazoso estar ante un grupo de personas cuando no me
sentía bien, pero Dios repetidamente me dijo que “confiara en Él y no en mí misma”. Me dijo que la autosuficiencia es egoísmo.
Sueño sobre mi sanidad: Me di cuenta que no estaba reposando cuando soñé que corría a un Banco y no
podía sacar dinero, pero tenía un formulario en mi mano que no sabía cómo
llenar. Quería conocer la fórmula. Me puse en la fila y esperé mi turno, pero
la fila cambiaba y siempre volvía a quedar al final. Seguí corriendo para tratar
de buscar ayuda y terminé frustrado. El sueño era sobre mi sanidad, solo quería
conocer la fórmula, sanarme y continuar mi vida. Dios
no tiene fórmulas, tiene un proceso para cada uno. Quiere que
confiemos en Él con todo nuestro corazón y no reposar en nuestro propio
entendimiento o fórmulas. Un día el Señor me recordó con severidad: “Te dije que te
iba a sanar”. Creo que este
es el proceso de espera.
“¿Ahora vas a confiar en Mí?”
Tuve tres visiones
sobre mí misma cuando tenía cinco años de edad. Estaba en una piscina con
fuentes de agua rosada y Jesús era mi guardavida. Me dijo que me recostara y
reposara sobre el agua. “Confía en Mí, no permitiré que te ocurra nada malo”,
dijo. En la segunda visión, tenía una bicicleta rosada con cintas en el
manubrio y rueditas de aprendizaje. Jesús estaba corriendo a mi lado para
hacerme sentir segura. En la tercera visión, Jesús me estaba empujando en una
hamaca con un vestido suave rosado.
Mientras le relataba
estas visiones a una amiga, me trajo un retrato de Jesús sosteniendo las
cuerdas de una hamaca con una niña sentada en ella y llamó mi atención lo que
decía en la imagen: “¿Ahora confías en Mí?”. Entonces mi amiga me dijo: “Creo que esto te pertenece”. Cuando era niña tenía una bicicleta vieja sin
frenos y me dirigía a toda velocidad contra un recipiente de basura, sin poder
detenerme. Me lastimé en la hamaca de la escuela. Jesús estaba corrigiendo mis
temores que afirmaban que nadie se ocupaba de mí. ¿Por qué todo era color rosado? Porque ese es el color de la gracia.
Progresos en los procesos del Señor
Aprender a reposar es
un proceso. El Señor dijo: “En realidad, la pregunta debería ser: ‘¿Estás
progresando en tu proceso?’. Toma cualquier área en la que no estás progresando
y esfuérzate por entregármela a Mí. Luego, cada vez que sientas que estás
fallando en esa área, vuelve a comprometerte conmigo con más fervor. Gana una
victoria como esa y las otras serán más simples”.
“Cambia la manera que piensas sobre tu
entrega. No funcionará si lo haces desde la base del desempeño, porque es un
cambio en tu estilo de vida. Piensa en ello como un cambio en tu estilo para
recibir vida: Un estilo de vida. No estás a merced de tus emociones, porque
ellas están sujetas a tu justicia. Eres una persona justa y puedes hacerlo”.
Randy and Barbara Walter
(www.elijahlist.com)
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