Por Karen Hardin
Dondequiera que vaya encuentro una confirmación para la
palabra que se estuvo entregando en este tiempo sobre la doble bendición. Mi
esposo y yo hemos visto esta confirmación y la continuamos observando. Este año
de apertura no ha sido fácil. ¿Alguien más por ahí se siente así? Yo sé
que no soy la única. Creo que esto se debe a que hay una segunda parte para la
palabra apertura que es “¡contender!”.
Es tiempo para contender
Recientemente hablaba
con mi amiga Kim Potter. Me había enviado varios mensajes de texto para decirme
que el Señor la impulsó a orar por mí varias veces. Había una razón. En los
últimos dos meses se abrieron algunas puertas increíbles, aun cuando enfrentaba
batallas tremendas. Recientemente pude hablar ante las Naciones Unidas. También
recibí una invitación para el Desayuno Nacional de Oración. Este año se
abrieron las puertas dentro del área de gobierno y estaba asombrada. Sin
embargo, aunque veía apertura en un área, como dueña de una pequeña empresa
enfrentaba golpe tras golpe. Una reparación inesperada. Me cayeron impuestos
inesperados. Muchos clientes que estaban listos para firmar un contrato,
repentinamente tuvieron que retrasar el proyecto. Cada cliente que abonaba un
adelanto mensual, tuvo que dejar de hacerlo debido a sus propios desafíos. Todos y cada uno.
Justo cuando parecía
que la apertura se asomaba en el horizonte, se volvió a retrasar. En medio de
puertas abiertas increíbles, el gigante del retraso parecía ganar altura todo
el tiempo. ¿Cuál es el gigante que se burla de usted? Está a punto de ser derribado.
“Incluso luego de este año
de conflictos, cada día me despertaba con la expectativa que ese sería el día
de la apertura. No lo dejaría ir. Cuando nos negamos a dejarlo ir, veremos la
apertura porque Dios determina las aperturas”
Mientras Kim y yo
comparábamos notas, reconocimos que mientras ambas estábamos experimentando una
tremenda apertura este año, ¡había otras áreas donde aún no veíamos absolutamente
nada! Ni siquiera una pizca. Si
este es el año de la doble bendición (y lo es), ¿entonces por qué no estamos
caminando en ella? Mientras hablábamos, Kim me dijo: “Creo que debemos contender por ella”. No fue solo un comentario, era una palabra ungida
y ambas sentimos lo mismo: Esta es una palabra para todos nosotros. Las bendiciones y la apertura están absolutamente disponibles en este
tiempo. Pero podemos estar en medio de la bendición y verla pasar a nuestro
lado. ¿Por qué? Porque debemos contender por la promesa. Algunas
bendiciones solo caen en nuestro regazo pero otras, usualmente las más grandes,
requieren que peleemos por ellas.
Los israelitas
recibieron la Tierra Prometida, pero tuvieron que tomarla. Tuvieron que “contender”
por ella. Caleb comprendió ese principio. Entendió que la Tierra Prometida era
su herencia… se la habían entregado, pero igual tuvo que tomarla. Josué 14:12-13 dice: “Dame, pues, la
región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú
bien sabes que los anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y
fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese
territorio, tal como él ha prometido. Entonces Josué bendijo a Caleb y le dio
por herencia el territorio de Hebrón”.
Nuestra herencia es la apertura y la doble porción
La palabra de
apertura y la doble porción son nuestra herencia. Es nuestra. Aun así, no se
manifestará sin pelear. Se ganará primero
en oración y luego por la acción. Mientras consideraba el pasado,
cada milagro importante que experimenté en mi vida vino luego de contender por él.
Hay algunas promesas y bendiciones que vienen a nuestras vidas con facilidad.
Pero hay otras que solo se manifestarán cuando nos paramos y declaramos: “No te dejaré
hasta que me bendigas”. ¿Comprende
ese principio? Jacob lo entendió. Peleó con el ángel y se negó a dejarlo ir
hasta recibir una bendición y una apertura. ¿Cómo podía Jacob ser tan osado? Porque
necesitaba un milagro y no se conformaría con menos.
Génesis 32:22-31 dice: “Aquella misma noche
Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once
hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar
también todas sus posesiones, quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él
hasta el amanecer. Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a
Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras
luchaban. Entonces el hombre le dijo: ¡Suéltame, que ya está por amanecer! ¡No
te soltaré hasta que me bendigas!, respondió Jacob”.
“¿Cómo te llamas?, le preguntó el
hombre. Me llamo Jacob, respondió. Entonces el hombre le dijo: Ya no te
llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y
has vencido. Y tú, ¿cómo te llamas?, le preguntó Jacob. ¿Por qué preguntas cómo
me llamo?, le respondió el hombre. Y en ese mismo lugar lo bendijo. Jacob llamó
a ese lugar Penuel, porque dijo: He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo
con vida. Cruzaba Jacob por el lugar llamado Penuel, cuando salió el sol. A
causa de su cadera dislocada iba rengueando”.
Entonces lo bendijo ahí
Jacob contendió por un milagro porque estaba desesperado. Mientras
contendía por esa bendición ganó algo más: Fue transformado y fortalecido. En ese encuentro, el Señor cambió su nombre por Israel que significa “contender y
prevalecer”. ¿Necesita una
bendición hoy? ¿Estuvo esperando y observando mientras otros recibían su
bendición? ¿Le preguntó al Señor dónde está la suya? ¿Asistió a reuniones donde
todos parecían recibir una palabra y usted parecía quedarse con las manos
vacías o donde otros recibieron una promoción mientras usted parecía invisible?
¿Sintió que sus oraciones al Cielo rebotaban contra el techo? No se detenga, siga
contendiendo.
Los tiempos están
cambiando. En este tiempo debemos entender cómo contender por lo que el Señor
nos prometió, porque viene una estación donde la provisión seguirá allí, pero
no de la manera como solíamos estar acostumbrados. El cheque mensual puede
desaparecer, como mis clientes que pagaban mensualmente y desaparecieron, pero
repentinamente mi habilidad para pagar las facturas tuvo que cambiar. Mientras
le preguntaba al Señor sobre este tiempo extraño, sentí que este no solo era un
desafío que estaba enfrentando. Era un mensaje sobre las cosas por venir. Las cosas están cambiando. Debemos aprender a caminar
confiando en el Señor por su provisión como nunca antes.
Aprendiendo a confiar en el Señor por su provisión
como nunca antes
Esta no es una
palabra temerosa, es una palabra de conocimiento. Permítame decirle que aun en el desierto hubo provisión
completa. Es un lugar de crecimiento y un lugar donde aprender a confiar y a
contender. ¿Qué significa esto? En idioma griego significa “involucrarse
en una contienda” o “luchar por el
dominio”. Sostener las promesas
de Dios es una batalla donde satanás hará todo lo que esté en su poder para
impedirnos acceder a la herencia: Las promesas de Dios. ¿Su herencia se retrasó
o fue robada? Pelee por ella.
¿Dónde hay un área de pérdida en su vida? Esto no es lo que Dios le
prometió. Contienda por la Tierra Prometida. Es suya, pero debe tomarla. Incluso
luego de este año de grandes dificultades, cada día me desperté con la
expectativa que ese sería el día de mi apertura. No la estoy dejando ir. Cuando
nos resistimos a dejarla ir, veremos la apertura porque Dios es nuestra
apertura.
“No fue solo un comentario,
fue una palabra ungida. Ambas sentimos lo mismo, es una palabra para todos
nosotros”
Impartición para la victoria
Para aquellos que
están en el terreno de la espera, esta situación no será para siempre. Mañana
puede ocurrir ese punto de quiebre. No deje de contender. No mucho después que
Kim y yo colgamos el teléfono, luego de meses de contienda, mi situación se
encontró con un punto de quiebre. Antes que terminara ese día, uno de mis
clientes me llamó para ser reincorporado, recibí el financiamiento para un
viaje ministerial desde una fuente inesperada y un cliente me envió un nuevo
proyecto fuera del plan. Todo puede cambiar
en un día, no abandone. ¿Esto
significa que terminó la batalla? Difícilmente. Debemos reconocer que mientras
estemos en la tierra, la contienda no terminará. Debemos contender por las
promesas del Señor en nuestra vida, para nuestras familias y para nuestra nación.
Cinco pasos importantes:
1. Limpie la casa. Preséntese ante el Señor y asegúrese que no hay nada que se interponga en
el camino hacia su apertura. La falta de perdón, las ofensas y el pecado pueden
retener las bendiciones.
Mateo 5:23-24 dice: “Por lo tanto, si
estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene
algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y
reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda”.
2. Siga ofrendando. Durante este tiempo, mi
esposo y yo no solo seguimos diezmando, perseveramos (contendiendo) en dar los
primeros frutos en su calendario y no en el nuestro. Llevamos al Señor hacia su
palabra, donde establece: “Ustedes, la nación entera, están bajo gran maldición,
pues es a mí a quien están robando. Traigan íntegro el diezmo para los fondos
del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto, dice el Señor
Todopoderoso, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre
ustedes bendición hasta que sobreabunde. Exterminaré a la langosta, para que no
arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto, dice el
Señor Todopoderoso” (Malaquías 3:9-11).
3. Escuche. Es importante pasar tiempo oyendo al Señor, no
solo orando. Pase tiempo en su presencia para ver qué quiere compartir con
usted y escríbalo. Podemos perder un momento cuando no oímos o cuando no
tomamos el tiempo para escribirlo y preservar lo que Dios nos está diciendo
(ver Jeremías 33:3).
4. Encuentre su promesa. Tenemos todo un
libro lleno de promesas. Permita que el Espíritu Santo ilumine su Palabra para
nosotros hoy y la promesa que el Señor nos está entregando en este tiempo. Siéntese y lea la Palabra hasta percibir que el Espíritu
agita algo en su corazón mientras le habla y le imparte vida. Mientras
las confiesa, renovará su fe y pondrá en movimiento la misma provisión que está
gestando dentro de esa Palabra.
5. Contienda. No se detenga. Esto es así. No debemos
detenernos hasta ver la bendición. Como Jacob, peleamos y no dejaremos de
hacerlo hasta que se manifieste. El rabino del primer siglo Honi, que Mark
Batterson describe en su libro “The Circle Maker”, contendió durante una
sequía devastadora. Caminó en público, tomó a sus discípulos y dibujó un
círculo a su alrededor, mientras declaraba: “No me muevo de acá hasta que Dios haga
llover”. Honi no se movió más
allá del círculo hasta que comenzó a llover fuerte. Se determinó a contender.
Cuando comenzamos a ver la apertura, no debemos dejar de contender. Quizá haya comenzado a llover,
pero no se detenga solo ante unas gotas, ore por el diluvio que Dios prometió. Estamos
en tiempos interesantes. Nunca antes vimos algo parecido. Veremos milagros
asombrosos y provisión, mientas al mismo tiempo estaremos en una de las
batallas más severas que hayamos enfrentado. Ambas
ocurrirán al mismo tiempo. Es vital
que ahora aprendamos cómo contender por la provisión para los días que vendrán.
Si está desanimado y
debilitado hoy porque tuvo un año difícil y enfrentó un gigante que se burlaba
de usted, hoy le digo y declaro sobre su vida el clamor de victoria en la
batalla: “¡Contienda!”.
La batalla es nuestra si contendemos hasta que se manifieste.
Karen Hardin
(www.elijahlist.com)
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