sábado, 30 de diciembre de 2017

“El año de dominio y gobierno”


Por David Tomberlin

Cada año tomo tiempo para buscar al Señor y pedirle por un mensaje que será de aliento para los creyentes a lo largo de año nuevo. Este año, antes de pedirle al Señor una palabra, me habló lo siguiente: “2018 será un año de dominio”.

Permítame aclarar que esta palabra es para el pueblo que la creerá y actuará sobre ella. Casi todas las palabras están sujetas a la obediencia, a la fe y al corazón correcto. Esta palabra no es una excepción. Incluyo en este mensaje algunos objetivos de oración que espero serán una guía mientras entramos en el próximo año. 

Todos necesitamos las características de Dios para ser expuestos
Dominio significa control o gobierno. Es donde recibimos las palabras para dominar o donde habitamos. Creo que este año el Señor desatará en la Tierra el gobierno que determinó para el Cuerpo de Cristo. Jesús dijo que recibió toda autoridad en el Cielo y en la Tierra, y así como el Padre lo envió a Él, también Él enviaba a sus discípulos. Jesús tenía toda la autoridad que debía tener y se la impartió a sus discípulos. Creo que este año el Señor está desatando la manifestación de esa autoridad en la Tierra para el Cuerpo de Cristo.

“Cuando se manifiesta el dominio, el juicio y la gracia vienen con ferocidad”

Pude notar que muchos en la Iglesia parecen rechazar lo que se describe como el lado más masculino de Dios: Confrontar, contender, gobernar, reprender y reinar. Como resultado, palabras como dominio, control y gobierno, con frecuencia se pueden tomar como negativas o religiosas. No me interprete mal… necesitamos con desesperación el cuidado, la bondad y la ternura de Dios. Aunque parece que hay un desequilibrio en la Iglesia, capitalizando más los atributos más “suaves”, permitiendo solo la manifestación de uno o dos de los aspectos de la personalidad y la persona del Señor, cuando hay mucho más de Él.

Jesús no tenía un problema de confianza en la carne y era Dios, manifestando tanto características masculinas como femeninas. ¡Debemos permitir que brille la expresión de todos los aspectos del carácter de Dios!

Restauración
Creo que este año la Iglesia en su totalidad, entrará en contacto tanto con el lado masculino como el femenino de Dios. Cuando esto ocurra, tendremos líderes y liderazgos fuertes, agresivos y con una fe proactiva, predicando un mensaje sin complejos. “Tomaremos el Reino por la fuerza” y ocurrirá mientras nos afirmamos en nuestro lugar de gobierno para reinar. Se establecerá la autoridad.

Creo que regresará una gran osadía al Cuerpo de Cristo y los predicadores estarán más preocupados por agradar a Dios, antes que a los hombres. Aprendí que cuando nos preocupamos demasiado por las opiniones de las personas, con frecuencia a los demás tampoco les importará demasiado lo que pensamos. Pero si decimos lo que realmente creemos, entonces la gente se interesará en lo que pensamos. Es el “efecto” presidente Trump. La gente lo escucha, sobre todo porque saben que dice lo que realmente siente.

Se suelta la gloria
La unción viene cuando se predica la verdad y el predicador no está preocupado por su propia vida. Dios no endosará un evangelio a medias o para que la gente se sienta bien. Las señales y las maravillas son para “confirmar la Palabra”, pero donde el evangelio ha sido esterilizado, los milagros no pueden fluir. Debemos predicar el evangelio completo, no solo las partes que nos hacen sentir bien o agradan a nuestra sensibilidad. En consecuencia, el Señor pondrá su sello de aprobación desatando milagros, señales y maravillas.

Como Iglesia estamos llamados a gobernar y reinar en la Tierra, para tomar dominio y tener autoridad. En lugar de ello, con frecuencia retrocedimos, nos acobardamos y fuimos políticamente correctos, para agradar a la gente o ser personas aceptables. El Señor quiere levantar hombres y mujeres que comprendan el poder y la autoridad del Reino, dispuestos a pagar el precio por llevar su presencia con milagros, señales y maravillas.

Jesús dijo: “Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios” (Lucas 11:20). El gobierno y el reinado del Reino de Dios vino y en consecuencia, también el dominio de Dios. La voluntad del Padre se cumplió a través de Jesús, porque Jesús tenía autoridad y tomó el control para hacer de manera proactiva lo que el Padre lo llamó a realizar. Vino para destruir las obras del enemigo. Cuando los ministros predican un mensaje profético que corta como una espada en el Espíritu, demostrarán el dominio en el cual Dios está llamando a la Iglesia a caminar.

Qué esperar en un lugar de dominio
Algunas cosas que debemos esperar cuando nos afirmamos en el lugar correcto de dominio:

1. Orden en las relaciones. Dios traerá las relaciones correctas en la familia, en el ministerio y en los negocios. El alineamiento vendrá en un ministerio donde los llamados a seguirlo vendrán y aquellos a quienes usted se debe sujetar, le proveerán una cobertura. Vendrá la “elección de Dios” para sus relaciones.

2. Orden financiero. Los cristianos y los ministerios están llamados a florecer financieramente. Esto no es para desalentar a nadie que tiene dificultades financieras, sino para llevarles esperanzas en esa situación. La Biblia promete que mientras honramos al Señor siendo generosos, seremos “enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos…” (2 Corintios 9:11). Los ministros se postrarán sobre sus rodillas, pidiéndole a Dios sabiduría para saber qué hacer con la abundancia financiera que viene. Los empresarios cristianos serán elevados en esta hora y se moverán aceleradamente desde los millones hacia los billones. Este será un resultado del dominio.

“El Señor quiere levantar hombres y mujeres que comprendan el poder y la autoridad del Reino…”

3. Dominio espiritual. Jesús solo tuvo conflictos ministeriales en Nazareth, su lugar de residencia. Esto ocurrió por la falta de honra y por un espíritu de familiaridad. Creo que mientras nos afirmamos en el dominio, cesarán las manifestaciones menores de los dones y gradualmente se expresarán las señales, las maravillas, las sanidades y los milagros verdaderamente asombrosos, hasta alcanzar un nivel bíblico y más allá. Creo que muchos comenzarán a afirmarse en obras mayores. Los demonios temblarán ante la presencia de los creyentes y no lo harán ante otros.

4. Identidad. Hoy demasiadas personas tienen problemas para saber quiénes son. Hay demasiada confusión en la Tierra. Gran parte de ello tiene que ver con gente que no comprende su posición, su privilegio y sus responsabilidades como hijos de Dios. Si la Iglesia no sabe quién es en Dios, ¿cómo podemos esperar que el mundo tenga algún entendimiento sobre su identidad? En la medida que comenzamos a caminar en dominio, la gente comprenderá su identidad en Cristo como nunca antes y se relacionará apropiadamente con el Padre para caminar en confianza.
5. Disciplina. Mientras viajo por el mundo conozco todo tipo de personas. La mayoría son buenas, amables y sinceras. Pero también pude ver otros que no están progresando en su fe y no toman territorios nuevos. Luego de un año, pude ver a las mismas personas dando vueltas sobre el mismo nivel espiritual, tratando con los mismos problemas y peleando con los mismos demonios.

La disciplina es un ingrediente perdido en gran parte del Cuerpo de Cristo en nuestros días. Cuando viene el dominio, demandará disciplina porque el Reino es un tren que se mueve a toda velocidad. Hoy cuando los líderes reclaman disciplina, lo hacen desde la religiosidad o el control. Las Escrituras nos enseñan que ser disciplinado es clave para vivir en Dios. El dominio resucitará esa idea.

6. Situaciones repentinas. Cuando se manifiesta el dominio, el juicio y la gracia vienen con gran ferocidad. Pude ver esto ocurriendo en mí a lo largo de dos décadas en el ministerio. He visto gente impulsada más allá de sus sueños más salvajes y pude ver cómo el juicio se manifestó como una bola de demolición. Los que mucho recibieron, deberán responder mucho más. Ananías y Safira presentaron mal una ofrenda. No habían robado, pero ofrendaron con una agenda oculta. Fueron juzgados con toda rapidez.

En un tiempo de dominio, todas las cosas ocurren de manera rápida y feroz. Es un buen tiempo para recordar que el temor al Señor es el principio de la sabiduría. Las situaciones repentinas de juicio y gracia vienen a la misma velocidad, midiendo la presencia de Dios y la unción derramada. El dominio trae gran bendición y también cambios de juicio.

Oro para el que 2018 sea un año de dominio en el espíritu y en lo natural, para usted y para su familia.

David Tomberlin
(www.elijahlist.com)


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