Por Ella Onakoya
Creo que este es un tiempo importante de inflexión en la historia de la
Iglesia. Pude oír en mi espíritu el sonido de una lluvia nunca antes vista. El Señor le está enviando una alerta a su Iglesia para
discernir los sonidos de la lluvia y posicionarnos para recibir la lluvia que
está enviando y resultará en una cosecha de almas, sanidades, restauración y un
viraje divino de los escenarios del enemigo.
Señor, necesitamos tu río y tu lluvia
Recientemente tuve un
sueño profético donde estaba predicando en una reunión. Mientras predicaba,
sentí una barrera en el espíritu que le impedía a la gente recibir la palabra
del Señor. Repentinamente, el Señor me dijo que comenzara a cantar sobre su
lluvia y su río. Obedecí y comencé a cantar: “Señor, necesitamos tu río. Señor, necesitamos
tu lluvia. Riéganos con tus bendiciones”. Mientras
cantaba la unción cayó como un diluvio, cambiando no solo la atmósfera del
lugar, sino los corazones. Los corazones de los presentes se suavizaron y
comenzaron a ponerse de pie alineándose con el Señor.
Me desperté del sueño
con la revelación que se estaba soltando la unción para una gran cosecha de
almas, restauración y sanidad por la lluvia de Dios cayendo desde el Cielo. Sin el Señor y su unción, ¡no podemos hacer nada!
“Debemos orar desde una
posición de victoria ante el trono de Dios, donde podemos ver la victoria aun
antes de su manifestación”
Claves para ser posicionados para la lluvia
El Señor me entregó
varias claves para ser posicionados, pero no solo para recibir sino para operar
bajo la lluvia de su Espíritu.
1.Debemos
creer que esta es una estación de lluvia y pedir conforme a ello
La fe y la confianza
siempre preceden lo que el Señor quiere hacer. Zacarías 10:1 dice: “¡Pídanle al Señor que llueva en primavera!
¡Él es quien hace los nubarrones y envía los aguaceros! ¡Él es quien da a todo
hombre la hierba del campo!”.
2. Mientras el Señor envía su lluvia sobre el terreno
sediento, nos está llamando a prepararnos para el avivamiento que nos
posicionará para traer la cosecha de almas.
Joel 2:23-24 dice: “Alégrense, hijos
de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las lluvias
de otoño. Les enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos
pasados. Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y
de aceite”. Creo que el Espíritu del Señor está diciendo: “Mira los terrenos secos y sedientos,
porque recibirán un diluvio pesado”. El
trigo significa la cosecha, donde caigan las lluvias se producirá la cosecha.
Hace poco estaba
ministrando en una carpa de avivamiento en una parte de los EEUU donde el
ministro que me invitó me dijo que el terreno era espiritualmente duro y el
lugar estaba lleno de delincuentes armados. El crimen arreciaba en esta área. Mientras
ministraba en la carpa de reunión, le pedí a la congregación que comenzara a
soltar oraciones hacia los cuatro rincones de la región para liberar la unción
que traería la cosecha.
Continuamos orando
intensamente, cuando el pastor que organizaba me pidió que oyera los gritos
afuera. Eran los gritos de muchas personas inconversas fuera de la carpa que
fueron tocadas por la lluvia del Espíritu de Dios. Mientras oraba, sus corazones
recibían convicción y comenzaron a clamar repetidamente: “¡Jesús!, ¡Jesús!”. Mi corazón estaba asombrado porque recordé el
pasaje de Hechos 2:21: “Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.
Guiamos a todos los
que clamaban para que aceptaran al Señor Jesús. A lo largo de esa semana, la
gente entraba caminando a la carpa para encontrarse con el Señor porque habían
sido tocados por el Espíritu Santo derramado en esa región.
3. La intercesión dará a luz y soltará la lluvia de
restauración y las bendiciones
Pude oír al Señor que
decía: “Mientras
intercedes, observa la nube del tamaño de una mano”. Cuando vemos la nube, nuestra lluvia es
inminente. La lluvia del Espíritu Santo desata la restauración de lo que se
había perdido. El pasaje de Joel 2:25 promete que la lluvia que viene traerá la
restauración de los años que robaron la oruga, el saltón, el revoltón y la
langosta.
En 1 Reyes 18:41-46,
luego que Elías oyera el sonido de la abundancia de lluvia en su espíritu, supo
que necesitaba orar para dar a luz la lluvia prometida. Muchos oyeron la
promesa de su lluvia o sus palabras proféticas que no se terminaron de cumplir. El Señor quiere alentarlo porque no es tiempo para abandonar.
Manténgase orando hasta ver la nube del tamaño de la palma de la mano de un
hombre.
Elías oró en el Monte
Carmelo para que cayera la lluvia. Así como Elías oró en el monte, siento la
urgencia en mi espíritu que debemos alinear nuestra postura de oración en el
espíritu para recibir la victoria. Debemos orar desde una posición de victoria ante
el trono de Dios, ¡donde podamos ver la victoria antes que se manifieste! Elías
oró varias veces hasta que la séptima vez su siervo finalmente pudo ver la nube
del tamaño de la palma de una mano. ¡Luego que apareció la nube, comenzó a caer
una lluvia pesada!
“El Señor está entregando
un alerta para que su Iglesia pueda discernir los sonidos de la lluvia y posicionarse
para recibir la lluvia que Él está soltando para traer una cosecha de almas,
sanidades, restauración y una giro divino frente a las estrategias del enemigo”
El número 7 significa
cumplimiento y plenitud. Creo que muchos entraron este tiempo de plenitud. Persevere durante este tiempo y decrete que la nube que
está reteniendo su lluvia suelte las promesas y las bendiciones asignadas por
Dios. Recuerdo la historia de un hombre en Camboya restaurado por
el Señor. Estaba ministrando en Camboya en una congregación, cuando en el
momento de la oración, el Señor me entregó una palabra profética por
restauración. La entregué y luego oré sobre la congregación.
Pocos días después,
uno de los miembros de la congregación testificó que lo habían estafado con una
enorme cantidad de dinero en un negocio. Nunca pudo recuperar ese dinero,
porque parecía que los estafadores habían desaparecido. Aunque estaba muy
angustiado, guardó su fe y los perdonó. Estuvo orando por un cambio y una
restauración, cuando vino a la reunión y oyó la palabra de restauración que el
Señor me entregó. Inmediatamente atrapó toda la palabra, percibiéndola como su
nube de la palma de la mano de un hombre y se puso de acuerdo por la restauración
en su vida.
Cuando finalizó la
reunión, encendió su teléfono celular (que estuvo apagado durante la reunión) y
en ese mismo momento entró una llamada. Era su socio en el negocio (que se
había escapado con su dinero), para decirle que estuvo tratando de encontrarlo
para devolverle su dinero. Estaba asombrado
por este giro divino. Se posicionó para recibir la lluvia de restauración
cuando recordó en oración las promesas que Dios le había hecho.
4. ¡Hay sanidad en la lluvia!
Una de las maneras
para posicionarnos para recibir la lluvia de sanidad es mantenernos en un lugar
donde “volvernos
y arrepentirnos” ante el Señor.
Oseas 6:1-3 habla
sobre el Señor sanándonos y viniendo hacia nosotros como la lluvia mientras nos
volvemos hacia Él. Recientemente hice un llamado al altar en una reunión en New
York para aquellos que se habían descarriado o necesitaban volver al primer
amor con el Señor. Luego que uno de los hombres se comprometiera de corazón con
el Señor a caminar profundamente con Él, me pidió que orara para que fuera sano
de un oído, porque no podía oír bien. Luego de orar, testificó que durante 45
años había padecido zumbidos y no podía oír bien, pero después de la oración
eso se detuvo y comenzó a oír sin problemas. ¡Cuando
se dispuso a arrepentirse ante el Señor, recibió la sanidad!
Amado, lo aliento con esta palabra a creer que en este tiempo la lluvia del
Cielo cayendo traerá una cosecha de almas, restauración y cambios en todos los
escenarios.
Ella Onakoya
(www.elijahlist.com)
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