miércoles, 12 de agosto de 2009

“Cuando Dios oye la voz del hombre”

Por James Goll

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La oración tenaz de Moisés

Son las discusiones santas de Moisés con Dios, prevaleciendo y moviéndolo a actuar con misericordia. Veamos algunas de estas grandes oraciones de la vida de Moisés.

Oraciones en Éxodo

1. Éxodo 32:9-14: “Ya me he dado cuenta de que éste es un pueblo terco, añadió el Señor, dirigiéndose a Moisés. Tú no te metas. Yo voy a descargar mi ira sobre ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una gran nación. Moisés intentó apaciguar al Señor su Dios, y le suplicó: Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa? ¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia! Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo les juraste que harías a sus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo; ¡tú les prometiste que a sus descendientes les darías toda esta tierra como su herencia eterna! Entonces el Señor se calmó y desistió de hacerle a su pueblo el daño que le había sentenciado”.

a. Moisés discutió desde la historia de los actos redentivos de Dios hacia Israel. Le dijo a Dios que destruir a Israel no formaba parte de su carácter de misericordia.

b. Moisés discutió sobre la gloria del nombre de Dios. “¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia!” (Éxodo 32:12).

c. Moisés discutió sobre la fidelidad de Dios hacia sus siervos fieles: Isaac, Abraham e Israel, por las promesas que les había hecho. Le citó a Dios con firmeza las promesas que hizo y le recordó su propia palabra (Éxodo 32:13).

2. Éxodo 33:12-23: “Moisés le dijo al Señor: Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo y que cuento con tu favor. Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo. Yo mismo iré contigo y te daré descanso, respondió el Señor. O vas con todos nosotros, replicó Moisés, o mejor no nos hagas salir de aquí. Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra? Está bien, haré lo que me pides, le dijo el Señor a Moisés, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo. Déjame verte en todo tu esplendor, insistió Moisés. Y el Señor le respondió: Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo. Pero debo aclararte que no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida. Cerca de mí hay un lugar sobre una roca, añadió el Señor. Puedes quedarte allí. Cuando yo pase en todo mi esplendor, te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con mi mano, hasta que haya pasado. Luego, retiraré la mano y podrás verme la espalda. Pero mi rostro no lo verás”.

a. A.W. Tozer estableció que si el Espíritu Santo se hubiera retirado de la Iglesia del Nuevo Testamento, cesaría el 95% de lo que hizo y el 5% hubiera continuado. Siguió comentando que si el Espíritu Santo se retirara de la Iglesia de hoy, el 95% de las cosas seguirían funcionando y el 5% cesaría.

b. Seamos como Moisés y elevemos un clamor para que se suelte la presencia de Dios entre nosotros. Debemos anhelar que se vuelva a derramar un espíritu pionero para que se mueva delante de nosotros y que la Iglesia sea llena de él, capturados por la bondad de su presencia bendita.

Oraciones desde Números

1. Números 14:11-19: “Entonces el Señor le dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo esta gente me seguirá menospreciando? ¿Hasta cuándo se negarán a creer en mí, a pesar de todas las maravillas que he hecho entre ellos? Voy a enviarles una plaga que los destruya, pero de ti haré un pueblo más grande y fuerte que ellos. Moisés le argumentó al Señor: ¡Recuerda que fuiste tú quien con tu poder sacaste de Egipto a este pueblo! Cuando los egipcios se enteren de lo ocurrido, se lo contarán a los habitantes de este país, quienes ya saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. También saben que a ti, Señor, se te ha visto cara a cara; que tu nube reposa sobre tu pueblo, y que eres tú quien los guía, de día con la columna de nube y de noche con la columna de fuego.  De manera que, si matas a todo este pueblo, las naciones que han oído hablar de tu fama dirán: ‘El Señor no fue capaz de llevar a este pueblo a la tierra que juró darles, ¡y acabó matándolos en el desierto!’ Ahora, Señor, ¡deja sentir tu poder! Tú mismo has dicho que eres lento para la ira y grande en amor, y que aunque perdonas la maldad y la rebeldía, jamás dejas impune al culpable, sino que castigas la maldad de los padres en sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Por tu gran amor, te suplico que perdones la maldad de este pueblo, tal como lo has venido perdonando desde que salió de Egipto”.

a. Una vez más, Moisés ruega ante Dios porque su fama se extendería y su nombre sería reivindicado (versos 13-16).

b. En el verso 17, Moisés clama para que el poder de Dios se revele.

c. Luego Moisés le recuerda al Señor sobre su carácter, lento para la ira y abundante en misericordia (verso 18).

d. Finalmente, Moisés se para en la brecha (verso 19) y confiesa el pecado de su pueblo, “Perdón, oro...”.

2. Números 14:20-21: “El Señor le respondió: Me pides que los perdone, y los perdono. Pero juro por mí mismo, y por mi gloria que llena toda la tierra”.

a. El verso 20 marca un giro en la comprensión de estos principios. El Señor responde a la oración intercesora, “Conforme a tu (Moisés) palabra”. Dios oyó la voz de un hombre y, en respuesta, garantizó el perdón en lugar del juicio.

b. Luego de este perdón se suelta una revelación profunda (verso 21). El Señor derrama su corazón y declara: “Toda la tierra está llena de mi gloria”.

c. La promesa profética se soltó luego que el hombre presentó su caso ante Dios. ¡Quizá pueda ocurrir lo mismo hoy!

Pasos hacia su gloria

Siguiendo el patrón

1. Crisis: Números 14:11-12.

2. Dios recuerda su naturaleza de pacto: Números 14:13-17.

3. Revelación de su misericordia: Números 14:18.

4. Clamor desesperado: Números 14:19.

5. Perdón por su palabra: Números 14:20.

6. Declaración profética de su Gloria: Números 14:21.

7. El llamado y sus requerimientos: Números 14:24.

Los principios hoy

En este pasaje revelador encontramos los pasos para que se suelte su Gloria. Debemos hacer la pregunta: ¿Estos principios también son ciertos para nosotros hoy? Si es así, ¿cuál es la respuesta necesaria para obtener estos mismos resultados en nuestra generación?

Cuando Dios vuelve su rostro hacia la tierra

¿Qué movió el corazón de Dios?

Mientras analizamos los principios que encontramos aquí, veo que el Señor respondió las oraciones de Moisés yendo de un extremo (juicio) hacia el opuesto, declarando su destino profético. ¿Qué mueve el corazón de Dios? ¿Qué hace cambiar la actitud de Dios?

1. Como vimos en Números 14:19, Moisés no basa su pedido de perdón en los méritos del pueblo, sino en la grandeza de la misericordia de Dios. Moisés tuvo una revelación de la misericordia del corazón del Padre.

2. Moisés también vio que la misericordia de Dios era continua, no sólo ocasional, como queda indicado en la frase: “Perdonaste a este pueblo, desde Egipto hasta ahora”.

¿Qué mueve el corazón de Dios hoy?

¿Cómo viene una apertura? ¿Qué se necesita para cambiar la actitud de Dios en esta generación?

1. Hebreos 13:8: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos”. La naturaleza de Dios es la misma. Las mismas cosas que movían el corazón de Dios en el pasado, continuarán haciéndolo hoy.

2. Santiago 2:13: “…porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!”.

a. Si quieres misericordia, debes dar misericordia.

b. Recuerda siempre que hay una mayor dimensión en la cual caminar. Mira dentro del corazón del Padre, en la profundidad de su pecho hay un corazón misericordioso. La misericordia triunfa sobre el juicio.

c. Por tanto, debemos alinearnos con el corazón de Dios. Eleva un clamor por misericordia.

¡Conforme a tu palabra!

La respuesta de Dios al clamor desesperado de Moisés fue “los perdoné conforme a tu palabra”. ¿La palabra de quién? ¡La palabra de Moisés!

Sí, aún hoy Dios quiere volver su rostro y su oído hacia la Tierra para soltar su misericordia. Quizá Él lo está esperando. Cuando oye su corazón latiendo en el corazón de un vaso terrenal, ¡una vez más tendremos los mismos resultados!

Dios oirá la voz del hombre, cuando la voz del hombre sea un eco que esté de acuerdo con el corazón del Padre. ¡Que la misericordia vuelva a triunfar sobre el juicio una y otra vez!

James W. Goll

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